El sirviente le dijo: Es que tu hermano ha vuelto sano y salvo, y tu papá mandó matar el ternero más gordo para hacer una fiesta. Entonces el hermano mayor se enojó mucho y no quiso entrar. Su padre tuvo que salir a rogarle que entrara. Pero él, muy enojado, le dijo: He trabajado para ti desde hace muchos años, y nunca te he desobedecido; pero a mí jamás me has dado siquiera un cabrito para que haga una fiesta con mis amigos. (Lc.15:28-29) TLA
Tú también puedes entrar a la fiesta, si no vienes, es porque no te das cuenta de que la salvación es un regalo inmerecido, y no un premio por las obras supuestamente buenas.
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