El fariseo, puesto de pie, se puso a orar consigo mismo así: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás. No soy como los ladrones, los injustos, los que cometen el pecado de adulterio, ni tampoco como este cobrador de impuestos. (Lc.18:11) PDT
Cuando ores no trates de escucharte a ti mismo, busca que Dios te escuche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario