Señor, nosotros no merecemos recibir ningún honor; todos los honores deben ser para ti. Sólo tú debes recibir la gloria por tu fiel amor y lealtad. (Sal.115:1) PDT
Todo lo bueno que hacemos, lo hace el poder de su gracia; y todo lo bueno que tenemos, es un regalo de su pura misericordia, de modo que Él debe tener todo el honor.
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