Porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas.(1Jn.2:16)DHH
Con frecuencia, nuestros pensamientos revelan donde están puestas nuestras lealtades.
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