El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. (Hch.9:6)
La fe y la obediencia son inseparables porque la obediencia es la evidencia de una fe verdadera.
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