De hecho, Abraham y sus descendientes recibieron la promesa de heredar el mundo, pero no por cumplir con la ley, sino porque Dios los aprobó por su fe. (Ro.4:13) PDT
Somos herederos de las promesas hechas a Abraham, esto es, las promesas de heredar el mundo y de convertirnos en ciudadanos de un gran reino.
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