¿Quién me libertará de la esclavitud de esta mortal naturaleza pecadora? ¡Gracias a Dios que Cristo lo ha logrado! En conclusión: con mi mente sirvo a la ley de Dios pero con mi naturaleza pecaminosa a la ley del pecado. (Ro.7:24-25) NBV
El creyente sabe que cuando su carne sirve a la ley del pecado y ha fracasado, tiene acceso abierto a la presencia de Dios para pedir perdón.
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