El criado, entonces, se arrodilló y adoró al Señor con la siguiente oración: ¡Alabado sea el Señor, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!. (Gen.24:26-27) NBV
Los tiempos de oración no son tiempos perdidos.
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