En esos días Ezequías se enfermó y estuvo al borde de la muerte. Entonces oró al Señor, quien le respondió y le dio una señal. Pero Ezequías no agradeció el favor recibido, sino que se llenó de orgullo, y eso hizo enojar a Dios contra él y también contra Judá y Jerusalén. (2Cr.32:24-25) PDT
El corazón orgulloso es ingrato pero el corazón humilde es agradecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario