Alaben al Señor, mi roca. Él entrena mis manos para la guerra y da destreza a mis dedos para la batalla. Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza, mi torre de seguridad y quien me rescata. Es mi escudo, y en él me refugio. Hace que las naciones se sometan a mí. (Sal.144:1-2) NTV
Cuando nuestras corazones y bocas están llenos de jactancia sobre nosotros mismos, es difícil cantar alabanzas a Dios con un interés genuino.
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