Si somos arrojados al horno de fuego ardiente, el Dios a quien servimos puede librarnos del horno y de cualquier otro castigo que Su Majestad nos imponga. Y aunque no lo hiciera, Su Majestad debe entender que nunca honraremos a sus dioses ni rendiremos homenaje a su estatua.(Dan.3:17-18)NBD
Necesitamos una fe que sea estable aun cuando se calculen mal nuestras expectativas de la forma de actuar de Dios.
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