Después de darles muchos azotes, los arrojaron en la cárcel y le ordenaron al carcelero que los mantuviera constantemente vigilados. Al recibir esta orden, el carcelero los metió hasta el último calabozo, y les sujetó los pies en el cepo. A la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, mientras los presos los escuchaban. (Hch.16:23-25)RVC
Si en los momentos más sencillos de su vida no aprende a buscar a Dios en oración y alabanza como lo hará en los momentos difíciles.
Si en los momentos más sencillos de su vida no aprende a buscar a Dios en oración y alabanza como lo hará en los momentos difíciles.
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