Patrick Zaldívar

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viernes, 23 de septiembre de 2011

Predicando el Mensaje de la Cruz

¿Tan necios sois?  ¿Habiendo comenzado por el Espíritu,  ahora vais a acabar por la carne? Ga.3:3
Muy poco sabios son quienes toleran ser desviados del ministerio y la doctrina en que fueron bendecidos para provecho espiritual de ellos. ¡Ay, que los hombres se desvíen de la doctrina de Cristo crucificado, de importancia absoluta, para oír distinciones inútiles, pura prédica moral o locas imaginaciones! El dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los hombres por diversos hombres y medios, para que aprendan a no confiar en el Salvador crucificado. Podemos preguntar directamente, ¿dónde se da más evidentemente el fruto del Espíritu Santo; en los que predican la justificación por las obras de la ley, o en quienes predican la doctrina de la fe? Con toda seguridad, en estos últimos.
A la gente le están enseñando que Dios quiere que ellos siempre tengan éxito y que de esta manera todo el tiempo tengan que estar a la expectativa de “la buena vida”. Sin embargo este tipo de teología ha producido creyentes que no pueden manejar el cambio. En lugar de haber sido enseñados acerca de la permanencia de la naturaleza y el carácter de Dios, ellos han sido enseñados acerca de que las promesas de Dios prometen permanencia de “las cosas”. En otras palabras, lo que ellos han escuchado es que si acaso llegan a tener fe, ellos pueden levantar grandes riquezas y mucha felicidad de tal manera que pueden mantener todas las cosas de esta manera y por el resto de sus vidas.
Ciertamente todos deberíamos tener fe en las promesas de Dios. Pero Dios nunca garantiza que no va a haber tiempos cuando vamos a tener que aferrarnos a sus promesas sin importar las apariencias de las cosas, situaciones y en contra de todas las circunstancias. En las Sagradas Escrituras las gentes que tuvieron un llamamiento de Dios para cumplir Sus promesas y ganar Sus bendiciones, muy frecuentemente tuvieron que perder cosas antes de que pudieran recibir algo mejor.  Myles Munroe (Principios y Beneficios del Cambio)  
Es un error mortal asumir que la meta de Dios para su vida es la prosperidad material
o el éxito popular de acuerdo a como el mundo lo define. La vida abundante no tiene nada
que ver con la abundancia material, y ser fiel a Dios no garantiza el éxito en una profesión o
incluso en el ministerio. Nunca se enfoque en las coronas temporales. Rick Warren (Una Vida con Proposito)

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