Pero el Señor le dijo a Samuel: No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. (1Sa.16:7) NVI
La mirada humana se detiene en el rostro, pero la de Dios penetra hasta el alma.
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