Una vez, mientras íbamos al lugar de oración, una esclava nos salió al encuentro. Tenía un espíritu de adivinación que le daba el poder de decir lo que iba a pasar en el futuro. Haciendo eso, había ganado mucho dinero para sus dueños. Ella nos seguía a nosotros y a Pablo, gritando:¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! ¡Les están diciendo cómo se pueden salvar! (Hch.16:16-17) PDT
Es posible decir la verdad, procedente de un espíritu que no es de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario