Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, para todos los que están lejos, y para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame. (Hch.2:39) RVC
Estas palabras claramente se extienden a todos los creyentes de toda época y lugar, razón suficiente para esperar los mismos dones y experiencias concedidas a los primeros cristianos que fueron bautizados por el Espíritu Santo al nacer la iglesia.
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