Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mt.27:46) RVC
Nunca te imagines que el silencio de Dios. o su aparente inactividad, es señal de su falta de interés por ti.
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