Patrick Zaldívar

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martes, 14 de julio de 2015

Pena de Muerte

El profeta había anunciado al rey que a la misma hora del día siguiente, a la entrada de la ciudad de Samaria, podrían comprarse por una moneda de plata tres kilos de harina o seis kilos de cebada. Sin embargo, el ayudante personal del rey le había dicho: ¡Esto no sucederá ni aunque Dios abra las ventanas de los cielos! Y fue entonces cuando Elíseo le contestó: Tú lo vas a ver con tus propios ojos, pero de eso no comerás nada. Y así sucedió, porque la gente lo atropelló a la entrada de la ciudad y murió. (2Re.7:18-20)TLA
La incredulidad trae como consecuencia muerte espiritual.

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