Patrick Zaldívar

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domingo, 14 de julio de 2013

Mucho Cuidado

No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro (1Ti.5:22)
Al darle un lugar de autoridad a alguien que no tiene un corazón correcto, la autoridad que le impone las manos se hace participe en sus pecados e incluso responsable por los daños causados por la conducta indigna de esa persona.

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