Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.(Ef.4:31)
La ira puede convertirse en amargura constante, haciendo de ti una persona hostil, crítica, acusadora y excesivamente severa.
La ira puede convertirse en amargura constante, haciendo de ti una persona hostil, crítica, acusadora y excesivamente severa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario