Entonces se desató una terrible tormenta y las olas azotaban tan fuerte el bote que este se inundaba. Pero Jesús estaba durmiendo en la parte de atrás recostado sobre una almohada, así que lo despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que nos vayamos a ahogar? (Mr.4:37-38) PDT
Puedes estar en la tormenta, pero no permitas que la tormenta entre en ti.
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