Le suplicaron los demonios: Envíanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos. Al asentir Jesús, los espíritus inmundos salieron del hombre y entraron en los cerdos, que se precipitaron al lago por un despeñadero y se ahogaron. Eran como dos mil animales. (Mr.5:12-13) NBV
Si Jesús atendió la súplica de estos demonios, cuanto más atenderá la súplica que sus hijos le hacen cada día.
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