Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. (Mr.1:11)
Si no recibiste la bendición de tu padre, entonces debes descubrir que los hombres que se someten a Jesucristo comparten la bendición que El recibió del Padre.
Si no recibiste la bendición de tu padre, entonces debes descubrir que los hombres que se someten a Jesucristo comparten la bendición que El recibió del Padre.
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