Patrick Zaldívar

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martes, 20 de marzo de 2012

Arrepentimiento la Llave de la Misericordia

Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo (Lc.15:21)
¿Cuantas veces habremos escuchado la enseñanza del Hijo prodigo?, seguramente que mas de una vez, es una historia apasionante donde se describe el gran amor y misericordia de Dios hacia nosotros, y es verdad que su misericordia es grande, es mas, dice su palabra que sus misericordias son nuevas cada mañana, que seria de nuestra vida si no fuese por su misericordia, porque la misericordia es no recibir lo que realmente merecemos.
En la historia del hijo prodigo quiero resaltar, la actitud de este joven, que se describe en v.15  su reconocimiento no solo de haberle fallado a su progenitor sino que que admitió su pecado delante de su creador, no fue entonces hasta que el hijo pródigo volvió arrepentido que el padre corrió a su encuentro, se agarro de su cuello y le besó. No habría sido justo perdonarle si no hubiera mostrado primero arrepentimiento, y esto obedece a un principio bíblico "Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. (Lc 17:3) por lo tanto es deber de todo cristiano perdonar a todo aquel que se arrepiente y cambia de actitud. La historia no dice que el padre envió ayuda a su hijo mientras andaba en aquel país lejano, osea mientras estaba en el pecado, de haber hecho así, habría obstruido la obra de Dios en la vida de aquel joven rebelde y seguramente que esta narración ya no hubiese aparecido en la Biblia, la meta del Señor era que el joven descarriado descendiera hasta lo mas bajo, sabía que el hijo tendría que llegar al fin de sí mismo, y que nunca levantaría los ojos a menos que hubiera tocado fondo.
Definitivamente no fue fácil para el padre tener que haber pasado tanto momentos de angustia y desesperación al saber en que condición se encontraba su hijo, es duro pasar una prueba de este tipo, cuantos padres cristianos han tenido que soportar la partida de un hijo por diferentes motivos de rebeldía y ese corazón de los padres que se desangra sin embargo han podido entregar a sus hijos en las manos de Dios, ¿quien mejor que El los podrá cuidar? El padre del hijo prodigo simplemente encomendó a su hijo al Señor, y esperó a que la crisis llegara al extremo.
Esta es una de las cosas más duras que los padres deben hacer, especialmente para las madres. La tendencia natural es sacar del apuro al hijo o a la hija rebeldes de cada situación difícil en que el Señor los coloca. Pero todo lo que estos padres consiguen es estorbar el propósito de Dios y prolongar el sufrimiento del hijo rebelde.
El famoso predicador Charles Spurgeon dijo "El verdadero amor para aquellos que yerran consiste en no fraternizar con ellos en su error sino ser fieles a Jesús en todas las cosas” Amar a una persona es no consentirla en su iniquidad. Por el contrario, el amor pone a la persona en las manos del Señor y ora: “Señor, restáurale, no importa cuál pueda ser el costo”.

Uno de los errores más grandes que David cometió fue traer de regreso a Absalón antes de que éste mostrara arrepentimiento. Un poco después Absalón ganaba los corazones del pueblo y tramaba una revuelta contra su padre. Finalmente hizo huir de Jerusalén a su padre y fue ungido como rey en su lugar. Pese a que Absalón se puso en camino con su ejército para destruir a David, este último instruyó a sus hombres a que le perdonaran la vida en el caso de una confrontación. Pero Joab lo pensó mejor e hirió de muerte a Absalón.
Los padres que están dispuestos a soportar el dolor de ver como el Señor humilla a su hijo obligándolos a vivir en una situación penosa, a menudo les ahorran un pesar más grande.
Dios pueda darnos siempre la sabiduría de poder cumplir primero la voluntad de Dios en nuestra vida, antes que nuestros propios sentimientos.
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;" (1Pe.5:6)