Patrick Zaldívar

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martes, 11 de octubre de 2011

¿Por que te vas de Casa?


Esta fue la pregunta que seguramente el padre le dijo a su hijo el día que ese joven decidió pedirle su herencia y marcharse de la casa de su progenitor. 
Cuantas personas llegan semanalmente a las iglesias y "reciben" a Cristo en su corazón y gozan de las bendiciones de vivir bajo la cobertura de Dios, incluso llegan a ser instrumentos de Dios para otras personas pero con el pasar del tiempo encuentran aburrida la casa en la cual un día fueron acogidos.
¿Cual habrían sido los argumentos del hijo prodigo a su papa? ..me aburren estas mismas paredes, la misma comida de siempre, las molestias de mi hermano y tu siempre con las mismas ordenes de toda la vida, me voy de esta casa, quiero mi parte, quiero mi propia vida, tengo derechos etc. 
El padre debe haberse sentido dolido, sin embargo le dio lo que el hijo le pidió, no sin antes hacerle estas sencillas preguntas
¿Cuando dejaste de amar esta casa de comunión? 
¿Como es que el deleite de servirme se convirtió en fastidio?
¿Quien ha destruido tu atención y estorbado nuestra amistad?
¿Que ventana ha seducido tus sentidos?
¿Que ha tomado mas importante, que encontrarnos?
¿Cual es el fuego extraño que pudo mas que el calor de mi presencia?
A pesar de estas preguntas el hijo decidió irse de casa, y esta es la realidad de muchos cristianos, es una radiografía de un corazón religioso que aunque están físicamente presentes en la "casa" tienen el alma seducida por los placeres que hay fuera de ella, la actitud del hijo prodigo representa el corazón tibio que se mantiene solo por mera religiosidad.

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